CORAZÓN Y ALMA

¿Cuantas veces nos ha pasado el sentir atracción y sentirnos en sintonía con una persona?
Nos acercamos, entramos en intimidad y creímos que por fin había llegado “la persona
correcta”, aquella con la que realmente podíamos vivir una relación de sano compartir, de apoyo mutuo, de crecimiento personal y espiritual.

¿Y cuántas veces esta comprensión, esta unión entre energía sensual y mental se ha resuelto en una relación insatisfactoria, efímera o en definitiva, no acorde con nuestro camino?

Normalmente, tras una experiencia de este tipo, las preguntas que nos rondan son muchas:
¿Qué salió mal? ¿Por qué siempre me acerco al mismo tipo de persona? ¿Qué hago mal?
¿Por qué no estoy atento a mis intuiciones? ¿Cómo puedo ser más selectivo?

Si queremos comprender algo, necesariamente debemos elevar el nivel de investigación, es decir, pasar de una búsqueda en el mundo de la personalidad a una búsqueda más profunda, a veces dura, pero sin duda más fructífera en el mundo del alma.

Somos seres complejos, construidos en torno a creencias y valores no solo personales, sino también familiares y sociales. Los cuales han lidiado, en el transcurso de la vida, con situaciones dolorosas y traumas más o menos graves.

Todos estos elementos contribuyen a la creación de la lente a través de la cual miramos el mundo que nos rodea y las estrategias que hemos definido gradualmente para sobrevivir.

En el encuentro con el otro pensamos ingenuamente en presentarnos como “nosotros mismos” sin tener en cuenta que en realidad estamos presentando una parte de nosotros, o mejor dicho, una parte de nuestra personalidad. En definitiva,un personaje.

Este personaje que presentamos está acompañado por otras 7 u 8 personalidades en nosotros, las cuales suelen estar en agudo conflicto entre sí y debemos entender que lo mismo sucede con la otra persona.

¿Imaginamos lo que sucede cuando todos los personajes de ambas personas aparecen para pedir su espacio?
Hasta las personas con alto nivel de consciencia les cuesta trabajo reconocerlos y mantenerlos en línea, también porque cada uno de ellas está cargadas de significado y emociones.

Cuando estamos en un estado de enamoramiento, todos estos personajes se disuelven de repente.

Sentimos una sensación de ligereza, de asombro, somos más creativos, nos sentimos más poderosos, liberamos energías olvidadas… No es casualidad que digamos que nos sentimos como niños o adolescentes.

¿Qué sucedió?
Ocurrió que por un momento nuestra Alma mostró su poder al darle nuevas lentes a nuestra personalidad, permitiéndonos ver la Belleza que nos rodea.
¿Pero cómo puedo reconocer mi Alma cuando se presenta? ¿De dónde vienen mis elecciones? ¿De la personalidad o del alma?¿Cómo puedo ver el Alma en el otro?
Intentaremos responder todas estas preguntas en nuestro taller